Stardust




En Stardust encontramos un pueblo, Muro, que hace de límite entre la campiña inglesa y el reino de Faerie. En él vive el joven Tristran Thorn, producto del cruce entre un humano y una elfa que se encontraron en la noche en que, una vez cada siete años, se celebra una feria a la que acuden habitantes de ambos mundos. Una promesa hecha en un momento de pasión a la chica más bonita del lugar llevará a Tristran a atravesar el muro que da nombre al pueblo e internarse en el país de las hadas en busca de una estrella fugaz caída. En su camino encontrará a los seres más extraordinarios, tanto benévolos como maléficos, y progresará en sus aventuras a la manera de los cuentos de hadas, siendo recompensado (o no) por sus buenas acciones según la particularísima lógica de Faerie, y ganando en el proceso conocimientos sobre sí mismo y su especial herencia compartida. Gaiman se atiene estrictamente a las clásicas narraciones infantiles en cuanto a la estructura de la novela, que termina como tiene que terminar cualquier historia sobre muchachos que parten a hacer fama y fortuna (y si el lector no se espera el final, es que desatendió en su momento a Andersen, Perrault y los Grimm). Sólo se aparta de ellas en dos ocasiones: para acentuar la crueldad de ciertas situaciones, algo en lo que Gaiman se complace a menudo, quizá buscando equipararse a las versiones primitivas y sin expurgar de los cuentos de hadas; y para hacer apartes posmodernos, irónicos y autorreflexivos. El conjunto está maravillosamente compensado, la sensación de intemporalidad se combina estupendamente con las rupturas de la norma, y en general esta novela resulta una lectura de lo más deliciosa. Cabe reseñar, en todo caso, que los primeros capítulos, donde asistimos a la descripción de ese lugar entre cotidiano y maravilloso que es Muro, superan a los posteriores, más convencionalmente fantásticos.




Posted by raciel | en 15:38

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